Bienvenido a nuestro blog.

Antes de comenzar a leer, te recomiendo que te pongas cómodo, los relatos por lo general son largos, así que... prepárate un cafetillo (o cualquier cosa que te apetezca), relájate... y disfruta de la lectura.



Espero que te guste y vuelvas pronto para leer mi próximo viaje..







miércoles, 30 de abril de 2008

Almería

En esta ocasión, nos decidimos por la provincia de Almería. Conocíamos algo de la zona, pero queríamos volver a disfrutar de sus bellos paisajes y hacía allí nos encaminamos. De nuevo junto a mi hermano, salimos en dirección al Cabo de Gata. El trayecto de ida, sin tropiezos. Observando el paisaje, algo menos emocionados con el uso de la radio, pues ya no era tanta novedad como en el viaje anterior, y fotografiando de vez en cuando tramos de carretera al paso por diversas poblaciones.



Para no mentir, diré que recuerdo poco de esta primera etapa del viaje. Pasamos gran parte del día en la auto, parando de vez en cuando para descansar y tomar un bocado.

Lo primero que teníamos en mente era pasar por Sorbas, ya que nos llamaba la idea de entrar en estas cuevas tan famosas, y hacer una de las rutas espeleológicas (una de las fáciles claro... las avanzadas mejor las dejamos para los expertos, jejeje...) y por ello nos dirigimos directamente hacia allí.

Mi hermano y Eli se lo pensaron dos veces y decidieron no entrar, así que, nosotros cerramos nuestra auto y mientras ellos aprovechaban para almorzar (no saben ná) nosotros entramos a ver las cuevas.
Tengo que decir que fue una bonita experiencia. Visitar Las cuevas de Sorbas, recorrer las galerías subterráneas, a veces andando, a veces gateando, incluso arrastrándonos en otras ocasiones, fue una experiencia que sin duda mereció la pena. Entre otras cosas, por ver la cara de angustia de mi marido en determinados "boquetes" por los que veía difícil, si no imposible, pasar su "cuerpo serrano". Menos mal que todo salió a pedir de boca y no tuvimos ningún tipo de contratiempo.

La visita creo que duró un par de horas aproximadamente, tiempo en el que lo pasamos genial investigando por los recovecos de la cueva. Recomiendo la visita a las familias con niños, los míos lo pasaron genial.

Cuando terminamos salimos directamente a cambiarnos de ropa, ya que nos pusimos perdidos de yeso y tierra con tanto arrastrarnos. Y a continuación, tocaba comer algo para reponer fuerzas.
Esta es una de las razones por las que me encanta el turismo en autocaravana. Si hubieramos ido en coche, nos habría pasado como a todos los que iban en nuestro grupo, que tuvieron que sacudirse con cepillos la ropa y aún así, no lograron quitarse todo el yeso y la tierra, con el consiguiente engorro de ir todo el día perdidos hasta poder cambiarse. Nosotros, en cambio, subimos a la auto, cogímos ropa limpia del armario, y en un periquete todos cambiados y limpios, listos para el almuerzo. Eso vale demasiado como para no apreciarlo.

En fin, cuando terminamos de comer y nos dimos un buen descanso, pensamos que ya era hora de empezar a recorrer las playas cercanas, así que organizamos el tema y salimos en dirección a la costa. Tras un buen trayecto en la auto, decidimos hacer el primer alto prolongado en el pueblo de Vera. Y allí nos quedamos a dormir esa noche.

Al día siguiente, nos dedicamos a recorrer calas de la zona, parando en playas como Las Negras, entre otras...



un paraje encantador y unas vistas preciosas. Comimos por la zona y fuimos recorriendo las playitas, los miradores, y los preciosos rincones de esa parte de Almería.






Total, que pasamos el día de playa en playa y aunque el tiempo no acompañaba mucho que digamos, pues estaba algo nublo, disfrutamos de lo lindo. Los niños no pararon en todo el día de jugar entre la arena y las rocas, y nosotros disfrutamos del recorrido entre vistas, paisajes, paseos... y alguna que otra cervecita...

Nos pusimos en marcha de nuevo para acercarnos a otra zona costera. Y así, sin darnos cuenta, pasó prácticamente el día, entre calas, y playas divinas, recorriendo rincones encantadores, llegamos a San José, un pueblecito precioso que hay antes de llegar al Cabo de Gata, donde decidimos pasar la noche. Recuerdo que estaba llovizneando, así que, conforme llegamos, cenamos algo y directamente a la cama.



A la mañana siguiente, ya con el tiempo despejado, salimos a dar un paseo por el pueblo, y de paso compramos pan y algunas cosas que necesitábamos en el supermercado. De verdad, recomiendo un paseo por este pueblecito... encantador.

Después de comprar lo que nos hacía falta, pusimos rumbo al Cabo de Gata. Ya le teníamos ganas, pues mi hermano había estado no hacía mucho y hablaba maravillas de ese lugar.... que si estaba en un sitio precioso, que si las vistas desde el mismo faro eran una maravilla, que si nos iba a encantar aquello, que si el enclave era una maravilla...

Lo que no nos contaron era el difícil acceso hasta el mismo faro...

Para llegar hasta él hay que subir por una carretera (menos mal que está asfaltada) bastante estrecha, hasta el punto que, en algunos tramos, sólo cabe un vehículo... subiendo la montaña, y sin ver lo que viene de frente debido a las curvas... después, viene una buena bajada hasta llegar al pie del faro.





En resumidas cuentas... que cuando llegamos, creo que bajé directamente a besar el suelo del susto que llevaba encima...

Bajamos de los vehículos y nos asomamos a los miradores.... Nos hicimos fotos, observamos la belleza del mar en calma y nos dejamos llevar por el bello paisaje.







Cuando terminamos de hacer fotos y relajarnos, de vuelta a las autos.



No sabíamos bien lo que hacer, si pasar la noche aquí mismo, en el faro, o bajar de nuevo al pie de la montaña, en Fabriquillas, y pasar la noche a la orilla de la playa.
Al final nos decidimos por bajar (yo creo que tenía hasta fiebre de pensar que tendríamos que hacer la vuelta por la misma carretera, y pensé que cuanto antes llegáramos abajo, antes descansaría).

La vuelta, algo complicada, pues no paraban de pasar vehículos en dirección contraria y nos era imposible avanzar por la montaña. Al final, bajándome del vehículo, y con la ayuda de otra chica que iba en un coche delante de nosotros, paramos el tráfico en un recodo especialmente complicado, para tomar ya el último tramo y regresar sin problemas.

Cuando llegamos a la orilla de la playa, aparcamos y preparamos las autos para dormir. Tomamos unos cafés con mi hermano y Ely, y a descansar.



Antes de acostarnos, mi marido y yo decidimos dar un paseo nocturno por la orilla de la playa. El sonido relajante de las olas y el cielo estrellado nos acompañaba mientras charlabamos sobre lo acontecido en el día.

A la mañana siguiente, el cielo estaba despejado y nos sorprendió un tiempo espectacular. Los niños dedicaron gran parte de la mañana a jugar con la cometa.



Después de pasar casi toda la mañana allí, decidimos recoger y salir para Almería. Teníamos en mente visitar el castillo y hacía allí nos dirigimos.

Una pasada la Alcazaba de Almería.



Es más grande de lo que yo imaginaba... y bueno... una maravilla... a mí es que los castillos me chiflan... y allí estuvimos durante gran parte del día paseando por entre los jardines y salas de la alcazaba.



recorriendo sus grandes patios...



y sus dependencias...







Y pasándolo en grande por todo el recinto...

Al acabar la visita, salimos hacia donde teníamos aparcada la auto y, como no podía ser de otra manera... nos sentamos a descansar con una cervecita en la mano...



Una vez vista la Alcazaba, aún nos quedaba otra visita pendiente. El desierto de Tabernas y los estudios de grabación. Llevabamos ya más de un año con esta visita en el pensamiento y ahora era una muy buena oportunidad, así que, se lo comentamos a mi hermano y quedamos en que iríamos a pasar la noche a Tabernas para estar allí ya por la mañana temprano y poder realizar la visita al día siguiente.

Dicho y hecho. Pusimos las autos en marcha y nos dirigimos hacia Tabernas. Cuando llegamos ya era bastante tarde, así que nos juntamos a cenar, tomamos unos cafés, y nos preparamos para dormir.

A la mañana siguiente, mi hermano nos comenta que a ellos no les apetece realizar la visita a los estudios y que prefieren pasar el día por la zona. Quedamos entonces en vernos al terminar la visita cerca de Guadix, y así lo hacemos.

Pues nada, nosotros ponemos rumbo a la zona de los estudios



y llegamos muy tempranito a la puerta. Tanto, que estaba aún cerrado todo y tuvimos que esperar a que abrieran... ¿Adivináis lo que hicimos mientras se hacía la hora? Pues sí... jejeje... almorzar.

Y cuando acabamos de tomar un bocado, comenzamos la visita.





Los niños montaron un rato a caballo...





Nos paseamos por todo el poblado...



En la puerta del salón tuvo lugar un espectáculo de vaqueros... los hermanos Dalton contra Lucky Luke (por la película que habían rodado allí y la habían estrenado recientemente...)



Y después de inspeccionar todas las callejuelas, ver los espectáculos y pasarlo en grande jugando a indios y vaqueros, terminamos la visita y nos marchamos a la auto.

Bueno... y desde aquí, teníamos que dirigirnos hacia Guadíx, en donde habíamos quedado con mi hermano. Pero, por supuesto, no podíamos terminar el viaje sin algún tropiezo, y en esta ocasión, el problema lo ocasionó la palanca de cambios, que de camino a Guadíx dijo que se soltaba... y se soltó.

Y mi marido soltando improperios al tiempo que intentaba meter cualquiera de las marchas... y aquello que no iba ni patrás...

Al final consiguió salir de la autovía en una vía de servicio que había justamente por donde estábamos, y allí nos quedamos aparcados. Llamamos a mi hermano contándole la fiesta, y llamamos también a la grúa.

Mi hermano llegó al poco rato, y juntos esperamos al señor de la grúa. Menos mal que el hombre era mécanico y antes de nada, echó un vistazo a los bajos del vehículo.

Por suerte era un tornillo que apretó al instante y nos dijo que para llegar hasta casa nos valía... así que, arreglada "in situ" la Dragoneta, y tras darle las gracias al muchacho, salimos hacia casita dando por terminado este viaje y rezando para que no se nos desmontara por el camino.

Y como en cada viaje... a la vuelta se apodera de nosotros la tristeza de saber que esta historia ha terminado... pero también se renuevan las ganas de idear la próxima salida.



Ver Almería en un mapa más grande

martes, 29 de abril de 2008

Cabo Cope

En realidad, ésta fué una visita fugaz a esa zona de Águilas, en Murcia.



El viaje a Burgos nos sirvió para ir adaptándonos a los viajes con la auto, y también para darnos cuenta de algunos detalles que necesitábamos mejorar, como por ejemplo un grifo nuevo en el lavabo (el que teníamos estaba bastante mal) y algunas otras mejoras que vimos sobre la marcha.
Con ese motivo, decidimos salir hacia Puerto Lumbreras, localidad en la que hay un establecimiento con gran surtido en el tema autocaravanístico.

El tema es que salimos hacia allí otro viernes por la tarde. Esta vez también nos acompañaba mi hermano, ya que él era el que sabía del establecimiento y conocía al propietario.
Y esta vez ya llevabamos una radio para comunicarnos, así que... ya podéis imaginar el viaje... todo el tiempo hablando, cantando, contando chistes y diciendo todo lo que se nos ocurría durante la mayoría del recorrido.

Llegamos ya de noche al pueblo, y aparcamos en la avenida que hay al entrar, al lado del Parador Nacional.
Como era ya tarde, pensamos que lo mejor era tomar algo de cenar, acostarnos prontito y a la mañana siguiente comprar lo que necesitabamos. Y así lo hicimos.

Hasta aquí todo muy bien. Pero por la mañana, nada más levantarnos y después de desayunar, mi marido que intenta arrancar, y el bicho que no arranca. Vamos... ni mueve, ni nada. Llamamos a mi hermano, y entre los dos a darle vueltas al tema. Sin un taller a mano, sin nada que poder hacer...
Al final, deciden coger La Margarita (es la auto de mi hermano) y buscar algún taller o algo mientras los demás nos quedamos esperando.

Por fin acuden con un mecánico que lleva un spray de esos de arranque, y la ponen en marcha para dejarla en un taller, parece ser que fallan los calentadores o no sé que(yo de mecánica ni patata). Total... que la broma nos costó veinte euritos de nada. Gracias a que mi hermano nos hace una chapuza temporal para arrancarlo las veces que sea necesario hasta que volvamos a casa y mirarla mas detenidamente (la alternativa son llevar los cables tirados por enmedio de la cabina, y cada vez que queríamos arrancar, tocar con ellos la batería). Después de todo, no eran los calentadores como en un principio decía el mecánico, era un fusible que había decidido pasar a mejor vida.

Pues nada, una vez resuelto el tema, respiramos, y ya que estamos por aquella zona, decidimos llegar hasta Cabo Cope .



El día estaba algo nublado, pero dimos un garbeo por la zona,



y llegamos hasta la Torre de Cope



En donde paramos para descansar un ratito



y que jugaran los críos,



Vista de las autos desde arriba de la Torre



Y después de descansar un par de horitas, dimos media vuelta y cogimos camino a casa.

Como la primera vez, aparcamos la auto, cerramos todo bien, y la dejamos pensando en cuál sería nuestra próxima aventura.



Ver Viaje a Cabo Cope en un mapa más grande

Primera salida en AC

Recuerdo con mucho cariño la primera salida en la vieja Dragoneta.
Después de comprarla en Castellón, le hicimos una superlimpieza y la dejamos como los chorros del oro. Nos dedicamos a limpiarla y ponerla a punto, y aunque era muy viejecita, por dentro era una monada y quedó preciosa.

Tenía un salón trasero grande,


viernes, 25 de abril de 2008

Un poco de historia

    Desde siempre me han apasionado los viajes. Creo que la afición me viene desde que era pequeña y mi padre, al que también le encantaba viajar, nos llevaba a mil y un sitios para conocer lugares. Después, tuve la suerte de conocer al que hoy es mi marido, y al que afortunadamente también le encanta ver mundo. Aunque los primeros años con los peques nos era más bien difícil hacer las maletas, en cuanto pasaron unos añitos y los críos se hicieron un poco más grandes, empezamos a movernos. Al principio, compramos una tienda de campaña, y gracias a las salidas de camping, empezamos a conocer algunas provincias españolas. Más tarde, nos hicimos con otra tienda pequeñita para los niños, a los que les fascinaban los viajes y las escapadas a los campings.

Una vez al año, nos íbamos diez o quince días a una provincia, y nos dedicábamos a recorrerla descubriendo sus bellos rincones, sus lugares emblemáticos, y también, como no, su gastronomía. Así conocimos provincias como Segovia, Teruel, Granada, Cantabria, etc... montábamos un, dijéramos, cuartel general en un camping centrado dentro de la provincia, y a partir de aquí, hacíamos rutas que abarcaban las localidades más importantes de la provincia. Tenemos muy bellos recuerdos de aquella época. Como cuando llegaba la hora de meter las cosas en el coche... Entre las tiendas, los sacos, la mesa con cocina, la mesa y las sillas, los utensilios de cocina, los macutos con la ropa... en fin... aquellos que han viajado con dos criaturas y en las mismas condiciones imagino que pueden hacerse una ligera idea... cuando mi marido terminaba de acoplar las cosas en el coche... a los niños apenas se les veía en los asientos... El lado bueno es que así no reñían... En aquel entonces, cuando veíamos una autocaravana la mirábamos casi con respeto, con la idea (equivocada) de que nunca podríamos conseguir un bicho de esos para viajar. Pero gracias a las vueltas que da el destino, un día, hará poco más de un año, se nos presentó la ocasión (gracias a uno de mis hermanos) de comprar una AC de segunda mano baratilla. La pobre tenía más años que un bancal (23, para ser exactos), pero funcionaba. De hecho, funcionó durante todo el tiempo que la tuvimos. Aquí os muestro nuestra joyita. Una maravilla que siempre permanecerá en nuestro recuerdo.

Esto marcó un hito en nuestra historia, pues nunca antes habíamos viajado en autocaravana, y para nosotros suponía un adelanto bastante importante. Ya no tendríamos que viajar con el coche cargado hasta las trancas. Ya no tendríamos que cargar mil y un bultos cada vez que saliéramos de viaje (con la consiguiente descarga de los mismos a la vuelta). Ya no tendríamos que viajar con tiempo para llegar de día y poder montar la tienda y todos los trastos sin que se nos hiciera de noche. Ya no tendríamos que mirar al cielo cada vez que nos marchásemos de viaje con la esperanza de que no lloviera. Ahora, llevamos todo dentro del vehículo. No necesitamos cargar cien mil bultos como antes, pues va todo colocadito en la auto. Sólo preparar la comida y el macuto con la ropa. Y listo. Ahora, viajar ya no es lo mismo. Viajar en autocaravana es una filosofía de vida. Es una forma de viajar diferente a lo que estamos acostumbrados. Para mí, es disfrutar de algo que, de otra forma, me sería imposible hacer realidad. Bautizamos a la autocaravana como "Dragoneta". Y con ella hicimos diversos viajes.... Nos acompañó hasta Las Alpujarras, Valladolid, Burgos, Cabo de Gata... todos viajes inolvidables. En fin, durante unos seis meses disfrutamos de la Dragoneta a tope. Pero la pobre no tenía demasiada potencia. Y nuestras pretensiones estaban puestas en viajes largos, incluso por Europa, y el riesgo de quedarnos tirados en cualquier sitio era demasiado grande, por lo que sintiéndolo mucho, nos decidimos a venderla para comprar otra con un motor más potente. La vendimos en Julio del año pasado, y en Octubre, después de mirar y remirar, decidimos hipotecarnos hasta las cejas, comprando la que hoy en día es nuestra Dragoneta, en honor a su antecesora.

Con ella, hemos realizado ya unos cuantos viajes: Sierra Nevada, Javalambre, Cuenca, Lisboa... Y así, hasta el día de hoy. Ahora, abro este blog con la intención de relatar los viajes que hagamos. Empezaré contando los que aún tengo frescos en la memoria, y poco a poco iré contando los que vayamos haciendo. Espero que os gusten mis historias.

¡¡Bienvenidos!!

Pues eso, bienvenidos a Mis AC Aventuras. Espero que disfruteis leyendo este blog tanto como yo escribiendo en él. En principio, la idea es escribir los relatos de los viajes que, en compañía de mi marido y mis hijos realizamos con la autocaravana.

A lo largo de todos los viajes, además de todo lo que hemos podido ver, visitar, o disfrutar, están esas pequeñas cosas... los problemas, las dificultades, los inconvenientes, en definitiva, todo lo que al cabo de cierto tiempo acabamos llamando "anécdotas", pero que cuando nos pasa, no tiene ninguna gracia, muy al contrario, suelen ser la pesadilla del viaje.

Nuestros viajes, entre otras cosas, están surtidos de esas "anécdotas" y eso es lo que me gustaría también contar aquí, no sólo la descripción de un viaje a cualquier sitio, sino también las experiencias vividas durante el mismo. Lo dicho, espero que la lectura de los relatos os resulte amena.