Mingogil y el curso de conducción eficiente

Otro fin de semana que nos ponemos en marcha para salir. En esta ocasión, el motivo es un curso de conducción eficiente que hemos solicitado y que nos darán los chicos de una autoescuela.

Para realizarlo, hemos contactado con algunos amigos autocaravanistas y también con otro grupo de amigos pertenecientes a una asociación de Seat 600 a los que les apetecía también hacer el cursillo.

Y de este modo, el viernes por la tarde estábamos ya en la población de Mingogil, a casi nueve kms. de Hellín, lugar elegido para efectuar el mini-cursillo.

Esta vez nuestros hijos se han quedado en casa de la abuela, ya que tendrían que estar de todas formas mucho rato solos mientras dabamos las clases y ellos tampoco hicieron mucha fuerza por venir, el caso es que en esta ocasión ibamos de solteros, jeje...
Cuando llegamos, ya había allí algunos amigos, por lo que iniciamos los saludos y comenzamos a charlar hasta la hora de la cena, que hicimos en un bar del pueblo, al calor de unas brasas estupendas que además de calentar, sirvieron para hacer unos platos para picoteo con chorizos, morcillas y algunas cosas más con las que disfrutamos en la cena.

Mientras cenábamos, hicimos tiempo y esperamos a que llegaran el resto de amigos, y así llegamos hasta los postres.

Tras una larga sobremesa, aún continuamos la charla en la autocaravana, a pesar de que al día siguiente tocaba madrugar, pues el curso comenzaba tempranito... el caso es que se nos hicieron las tantas hasta que nos quisimos meter en la cama y descansar...

Llegó el sábado por la mañana, y bien temprano nos levantamos para comenzar el curso... la verdad es que eramos bastantes los alumnos, y aunque llevaron bastantes coches, los profesores tuvieron que hacer varios turnos para estar con todos.

También comenzaron a llegar los amigos del Club de los 600, y aunque el día amenazaba lluvia y no tuvimos la afluencia esperada de vehículos 600, alguno que otro se dejó caer como muestra, jeje... y se arriesgó a llevarlo hasta allí (parece que los cuidan como oro en paño)...

El curso comenzaba con una conducción de unos veinte minutos cada alumno (lo que duraba más o menos ida y vuelta desde Mingogil a Hellín) acompañados por el profesor y conduciendo cada uno como habitualmente lo hace.

Después de la práctica, fuimos hasta las instalaciones municipales, a un aula en donde nos dieron una clase teórica de aproximadamente una hora, y en la que nos explicaron todo lo necesario para poder reducir el consumo lo máximo posible.... la verdad es que estuvo muy interesante la clase, jeje...

Al terminar, vuelta a los coches, y hacer el mismo recorrido que al principio, pero aplicando lo aprendido para ahorrar combustible, afortunadamente con buenos resultados... al menos por nuestra parte, que rebajamos en un litro el consumo....

El caso es que las clases (tanto la teórica como las prácticas) fueron bastante amenas, se nos hicieron muy cortas, y de que nos quisimos dar cuenta, era la hora de comer, por lo que volvimos al mismo bar que la noche anterior y en la misma chimenea, nos hicieron de nuevo unas chuleticas de cordero y las acompañamos con unas patatas con pimientos que nos supieron de vicio...

Al terminar la comida tras otra larga sobremesa y para rebajar esas calorias, nos dirigimos hasta un paraje de Mingogil, para dar un paseillo y ver la zona cerca del río...

El día al final había resultado bueno, y la lluvia no llegó a presentarse, dando paso a un tímido sol que ayudó a subir algo las temperaturas

Pasamos un buen rato paseando mientras charlábamos y caminábamos por esta zona

y de que nos dimos cuenta, ya empezaba a oscurecer, por lo que decidimos terminar el paseo y volver a las autos

Como habíamos decidido pernoctar en Hellín, nos dirigimos hacia allí y aparcamos en un parking bastante grande que posee esta población.

Cuando aparcamos, aún había algo de luz, por lo que decidimos dar un pequeño paseo nocturno hasta llegar al casco histórico y callejear un poquito entre farolas recién encendidas

Aunque teníamos previsto visitar un poco la zona más antigua por la mañana, pero siempre nos gusta ver también estas calles con sabor a antiguo por la noche....

Cuando ya estábamos algo cansados, decidimos volver a cenar cada uno a su autocaravana, y juntarnos después para tomar un café y charlar sobre todo lo acontecido en el día....

El caso es que otra vez nos pusimos de cháchara y se nos hicieron las tantas... menos mal que no teníamos prisa el domingo por la mañana, jejeje...

Al día siguiente desayunamos pronto mientras esperábamos a que se hiciera la hora a la que habíamos quedado para visitar esta bella localidad, famosa entre otras cosas por sus tambores y por sus caramelos.

El recorrido que seguimos, podéis seguirlo aquí, un recorrido de unas dos horas más o menos, muy completo, y que nos gustó muchísimo... pasamos por la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción

paseamos por el Rabal, llegamos hasta la casa de Macanaz, casa señorial de los siglos XVII y XVIII

y llegamos hasta la subida a la ermita de San Rafael, patrón de esta localidad

bajamos de nuevo y regresamos a la zona de la iglesia pero por la parte de atrás, en la que podemos ver el emblemático "arco",

elemento que parece salir a modo de contrafuerte de la parte trasera de la iglesia se cree podría tratarse de una de las puertas de acceso a la muralla dentro de la ciudad musulmana.

Por aquí continuamos el paseo hacia la izquierda, subiendo por la calle Rosario, hasta llegar a la ermita de Ntra. Sra. del Rosario, patrona también de Hellín.

tiene de peculiar que tras ser utilizada como templo católico, durante la ocupación se convirtió en mezquita, para volver a transformarse al final en ermita de nuevo.

Después de pasar a ver el interior, salimos hacia el mirador de la izquierda, para observar las bonitas vistas de toda la zona...

Cuando salimos de aquí, ibamos ya deseando tomar una cervecilla, así que llegamos hasta donde se encuentra el Museo del caramelo, que dispone de una zona con mesas, y allí nos tomamos unas cañas con algo de picar, y descansamos de toda la caminata... y en cuanto descansamos un poco, pasamos a ver toda la maquinaria y la historia de lo que es una empresa familiar que lleva ya unas seis generaciones funcionando y que es una de las características de Hellín, sus caramelos La Pájara

Y después de esto, y como ya era mediodía, pues dejamos la zona antigua y regresamos hasta las autos una vez más, para comer y descansar un poquillo.

Como ya era tarde y estabamos algo perezosos, decidimos pasar a uno de los numerosos bares que había en la plaza, y pedimos un par de platos para picotear con unas cañas, y ya quedamos comidos.

Y todo esto es lo que dió de sí el fin de semana... tras una ligera siesta (más que nada para eliminar el poco alcohol que tomamos con las cervezas) nos pusimos en marcha y llegamos hasta casa en un pis pas.

Desde luego, el finde ha resultado de lo más instructivo, y el curso de conducción (del cual conseguimos un bonito diploma, jijiji...) interesante y esperamos que ante todo (con esa intención lo preparamos) nos resulte productivo también.

Espero que os haya gustado el relato de esta última aventura, y como ya sabréis los que me leéis habitualmente, cuando cerramos la dragoneta, me sentí triste porque se me había pasado el finde volando, pero al mismo tiempo tenía una gran ilusión mientras pensaba en nuestra siguiente salida.