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Antes de comenzar a leer, te recomiendo que te pongas cómodo, los relatos por lo general son largos, así que... prepárate un cafetillo (o cualquier cosa que te apetezca), relájate... y disfruta de la lectura.



Espero que te guste y vuelvas pronto para leer mi próximo viaje..







jueves, 16 de abril de 2009

Escapada hasta el Robledo

Aunque acabamos de realizar un viaje maravilloso por toda Galicia, y que contaré con detalle en mi próxima entrada... antes, me gustaría relatar un precioso fin de semana que pasamos un poco antes, a mitad del mes de marzo.

Fuimos a un pueblo que está muy cerca de nuestra casa... como a una hora o así. Se llama Robledo y nos habían comentado que había una rutilla bonita para hacer senderismo, así que con ese motivo, y con la idea de conocer la localidad, el viernes 13 de Marzo, salimos en dirección al Robledo (Albacete) con un sol estupendo.



Habíamos comido ya, así que, llegamos al pueblo poco después del mediodía... a tomar un café. El lugar que nos habían indicado para pernoctar está algo alejado del núcleo urbano, pegado a unas casitas rurales que hay anexas a la población... justo en la antigua estación del tren.



La verdad es que el sitio está genial, pues tiene mucho espacio para el aparcamiento, una zona grande para picnic, con sus mesas y bancos, además cubierto para evitar el sol y la lluvia...





Y en fin.. una zona muy buena para que los críos se diviertan y puedan correr a sus anchas...



La verdad es que nos costó un poco llegar porque hay que tomar un par de caminos saliendo de la carretera y si no estás atento, te pasas y seguro que no lo encuentras... pero una vez que llegamos el sitio nos pareció estupendo. Únicamente hay algo que no me gustó demasiado, y es la distancia que hay hasta el pueblo. No es que yo quiera estar justo en el centro de la población... pero lo cierto es que tan lejos, me resulta algo solitario... además de que si por cualquier circunstancia se nos ocurre comprar agua, pan, cervezas, vino, servilletas o cualquier otra cosa que nos pueda apetecer (incluso salir a comer, cenar o tomar un café después...) pues al estar algo alejados del pueblo, desechamos totalmente la idea... circunstancia que no ocurre cuando se está al lado mismo de las casas del pueblo.

Bueno, pues los críos se pasaron la tarde jugando por allí, aprovechando el día tan bueno que hacía... mientras Toño y yo descansábamos un poco y charlábamos sobre la ruta que había de senderismo. Pensamos que por la mañana sería buen momento para caminar... y así se nos hizo de noche...



Como decía antes... no me gustó mucho el sitio tan solitario... pero entre que cenábamos y veíamos un rato la tele, se hizo la hora de dormir, y lo cierto es que pasamos una noche muy tranquilita y muy bien.

A la mañana siguiente, y tal y como habíamos previsto, enganchamos los bastones de andar y las gorras, porque hacía un sol de escándalo, y comenzamos a caminar por el sendero marcado como Ruta del Quijote...



Teníamos pensado llegar hasta la laguna del Arquillo. Sabíamos que eran bastantes kilómetros... pero no nos asusta andar, e íbamos preparados de crema solar, gorras y bastones. Además, había echado unos bocatas y agua en la mochila, para la hora del almuerzo... así, que, nos pusimos en marcha y comenzamos a andar por el camino señalado... contemplando el paisaje...

de vez en cuando, veíamos los conejillos (se ve que asustados por el ruido que haciamos al andar y hablar) correr hasta sus madrigueras, cruzando por en medio del campo...



también vimos a un zorro cruzar velozmente el sendero, en busca de refugio... y más adelante un lagarto de unos... si tendría 20 centímetros de largo... amarillo verdoso y muy gordo... enorme... que se escondió en cuanto nos vió acercarnos.

La ruta está muy bien hecha, con bancos para sentarse a descansar a cada tanto, y papeleras...



Y bueno... así, caminando, caminando, fuimos pasando por rincones preciosos...



Y aunque llevábamos las indicaciones para girar en un recodo y tomar el desvío hacia la laguna... lo cierto es que no encontramos desvío alguno... y llegamos sin querer hasta la entrada de Los Chospes...



A estas alturas ya llevábamos unos 6 kilómetros encima... así que, y en vistas de que ya no llegaríamos a la laguna, paramos a tomarnos los bocadillos y nos sentamos un rato a descansar...



Nos dió mucha pena no llegar hasta la laguna del Arquillo, pues nos habían dicho que el lugar era una maravilla, pero al ver la hora que era y que aún nos quedaba desandar los más de 6 kilómetros... decidimos que lo mejor era dar media vuelta y comenzar el regreso hacia la autocaravana... y eso es lo que hicimos una vez que nos tomamos los bocatas y descansamos un poquillo...



Ahora que nosotros volvíamos, veíamos como grupos de chicos y familias también circulaban por el camino con sus bicis... y aprovechaban el estupendo sol que hacía.

De que nos dimos cuenta, estábamos de nuevo al lado de la auto y preparándonos para comer. La verdad es que creo que nos hicimos los 12 kms. (había indicaciones a cada km.) o más... así que, bien merecido teníamos una buena comida y un descanso cuando llegamos... y como hacía tan buen día, nos decidimos a comer fuera en las mesas preparadas para ello...



Y por la tarde... como personas inquietas que somos... no podíamos permanecer todo el tiempo allí parados (y eso que los pies aún nos hormigueaban del tute de por la mañana) así que, nos decidimos a caminar hasta el pueblo que no estará a más de un kilómetro (qué es eso para nosotros, juasss) y dar una vuelta por sus callejuelas... (de paso comprábamos pan y algo más...) y hacia allí que nos dirigimos...



El pueblo no es lo que se dice muy grande... pero tiene su encanto..



Nos dimos un agradable paseo... subiendo cuestas... uff...



y llegamos hasta una tienda en la que pudimos comprar pan, agua, y algunas chuches para los niños... y tengo que decir que el pueblo no será muy grande, pero sus gentes son encantadoras... el dueño de la tienda nos atendió y al saber que estábamos en las afueras nos ofreció su terreno, que estaba en lo más alto del pueblo para pernoctar esa noche... y nos comentó que cuando quisiésemos podríamos pernoctar allí... qué lástima que su terreno no pertenezca al ayuntamiento, jejejej... porque el sitio era ideal para el área...

De todas formas, nos despedimos dándole las gracias por su amabilidad y seguimos con el paseo... llegando hasta el Ayuntamiento.



y mientras parábamos en la plaza, vimos a un chico que sujetaba un bicho grande en la mano. Con curiosidad, nos acercamos para ver de qué animal se trataba y cual no sería nuestra sorpresa cuando vimos un precioso ejemplar de águila. Estuvimos charlando con el chaval que nos contó que practicaba la cetrería y la había enseñado a cazar... y mi hijo Antonio se atrevió a ponerse el guante y sujetarla con la mano (aunque desconfiaba un poquito, jejejej)



El águila respondía al nombre de Milana. Era muy bonito el bichoooo... jeje..



En fin... después de contarnos el chaval sus peripecias con el águila nos despedimos también y ya oscurecido, nos dirigimos hacia donde estaba la auto para cenar.

Por el sendero, y como íbamos provistos de linternas (es que tengo un marido que parece mcgiver cuando se va de excursión, ajaj) pues nos encontramos con otro bicho muy curioso...



sí, sí... es un sapo... gordo y enorrrrme.... yo pensaba que en cualquier momento pegaría un salto y desaparecería en la oscuridad de la noche... pero no, no se meneó en absoluto.

Dejamos al sapo en el camino y continuamos hasta llegar al vehículo y cenar. La velada terminó muy tranquila también... después de un día tan activo caímos rendidos en cuanto cenamos algo y nos tumbamos.

Y llegó el domingo... otro día soleado y totalmente primaveral... así que, en cuanto tomamos el desayuno, salimos a estirar las piernas otra vez (creo que esto es ya una enfermedad, jejeej)



En cuanto nos espabilamos un poco, pensamos qué es lo que haríamos pues ya era domingo... y decidimos volver para casa durante la mañana... así pues, nos pusimos en marcha a media mañana, después de un ajetreado fin de semana en el que andamos lo que no está escrito... y vimos una gran cantidad de animales que habitualmente no solemos ver... pero que nos encantó descubrir...

Y de nuevo al regresar, esa sensación de tristeza que conforme vamos llegando nos inunda porque no queremos dejar la auto... y al mismo tiempo, una sonrisa de pensar que en breve tendríamos otro viaje previsto y con muchas expectativas...

Espero que os haya gustado el paseo por este pueblecito Albaceteño... y me sigais en el próximo viaje...