En marzo, emprendemos viaje de nuevo hacia despeñaperros, para pasar un fin de semana en Aldeaquemada, en la provincia de Jaén. Salimos solos otra vez, nos cuesta irnos sin los chicos pero entendemos que tienen exámenes y otro tipo de prioridades que les hace rechazar un fin de semana con los papis, jeje.
Después de prepararlo todo, salimos en marcha para reunimos con nuestros amigos en el centro de información e interpretación del Parque Natural de Despeñaperros. El viernes vamos llegando de todos los lugares poco a poco
Como siempre, abrazos, besos y risas están aseguradas hasta altas horas de la noche. Esos ratos son geniales porque te reencuentras con amigos y conversas durante un buen rato en grata compañía, las veladas son una pasada. Poco a poco el sueño puede con nosotros y nos vamos retirando a descansar hasta el día siguiente, ya que tenemos muchas cosas que hacer por la mañana.
El sábado por la mañana nos ponemos en marcha bien pronto, para llegar cuanto antes al paraje de La Cimbarra
lugar precioso en el que ya estuvimos en una quedada anterior y que nos había gustado muchísimo, por lo que habíamos decidido volver de nuevo.
Como la otra vez que vinimos, caminamos un rato hasta llegar al mirador
el camino se hace ameno porque como siempre vamos charlando y se nos pasa el rato volando
Ver como cae el agua es algo hipnótico, que te deja parado un rato contemplando la belleza del lugar
Nos hacemos algunas fotos, disfrutamos de las vistas y descansamos un poco mientras tanto.
Bajamos de esta zona para continuar por otro sendero por el que no pasamos la vez anterior y que por lo visto es también muy bonito e imprescindible visitar
Continuamos durante otro buen rato para disfrutar del sitio
y descubrir otros parajes
hasta aquí llegamos algunos, pero los más atrevidos aún continuaron por un camino más difícil hasta llegar a la última de las cascadas
la verdad que merece la pena el esfuerzo...
Ahora toca volver hasta el centro de interpretación... y para reponer fuerzas nada mejor que un guiso con carne de caza a la que le faltan los últimos retoques...
y en un periquete, todos comiendo.
Al final, quedamos todos que no podíamos mover ni las pestañas jeje...
Mientras reposábamos la comida, hubo canciones, flash move y música para quien quisiera darse un bailecito, pero nosotros esta vez quedamos de observadores, lo pasamos genial.
La tarde pasó rápido con tanto entretenimiento, y terminamos en el interior al calor de la chimenea... que se estaba de vicio.
Como actividad juvenil, y haciendo un guiño al homenaje que en la ocasión anterior hicieron a las madres por caer en esas fechas, los chicos quisieron también rendir homenaje a los papis esta vez y la verdad que lo hicieron estupendamente, hubo risas y llantos por igual... nosotros echamos mucho de menos a nuestros hijos, y aunque nos emocionamos con los demás chavales, nos hubiese gustado que nuestros chicos hubieran participado también como los que estaban allí, pero claro, hay que pensar que se van haciendo mayores... y no siempre van a querer acompañarnos en nuestros viajes.
el caso es que pasamos otra velada estupenda.
Terminamos la noche con una barbacoa, cada uno se asó lo que quiso (si es que le quedaba hambre después del guiso del mediodía...)
Después de la cena, nos quedamos charlando de nuevo al lado de la chimenea hasta que el cansancio se apoderó de cada uno de nosotros. Y poco a poco nos fuimos a la cama.
Y así llegamos al domingo por la mañana.
Teníamos prevista una visita guiada a la cueva de los muñecos, así que nos pusimos en marcha bien temprano
En la subida, pudimos disfrutar de buitres y otras aves que se encontraban por la zona
impresionantes las vistas
La cueva era más bien un abrigo, en el que las pinturas al parecer habían desaparecido con el tiempo (a mí realmente me decepcionó un poco, ya que no llegamos a ver lo que en realidad íbamos a ver, pero bueno, al menos las vistas eran espectaculares, jeje)
aún así, el guía nos dio una breve explicación de los indicios que se tienen del lugar
las vistas, como digo, espectaculares
Una vez que vimos la cueva, volvimos sobre nuestros pasos hasta llegar adonde estaban las autos, y desde allí había que seguir subiendo hasta llegar al mirador, desde donde las vistas también eran preciosas
De vuelta al centro de interpretación, comenzamos a preparar para comer, y en cuestión de minutos estábamos ya todos a la mesa
Comida, café... y tertulia como siempre, con chistes y relax.
Con esto, dimos por terminado este magnífico fin de semana en la sierra. La verdad es que estas sobremesas son geniales porque cada comentario es una risa y lo pasamos de fábula, se nos pasa la hora de la siesta en un pis pas.
Poco a poco fuimos recogiendo y cada uno se iba marchando hacia su hogar.
Y como en cada ocasión, nos embarga la tristeza porque se nos acaba lo bueno, pero por otro lado, vamos ya maquinando nuestra siguiente salida y eso nos vuelve a levantar el ánimo.