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Antes de comenzar a leer, te recomiendo que te pongas cómodo, los relatos por lo general son largos, así que... prepárate un cafetillo (o cualquier cosa que te apetezca), relájate... y disfruta de la lectura.



Espero que te guste y vuelvas pronto para leer mi próximo viaje..







jueves, 8 de mayo de 2008

Escapada a Valladolid

Poco después de volver de Almería, y ya con el gusanillo en el cuerpo de salir otra vez de viaje, hablé con una amiga del Rincón romántico (Tianuria) y entre otras cosas le comenté que no conocía su tierra (Valladolid) y que me encantaría visitarla alguna vez, a lo que ella me respondió que estaría encantada de mostrarme su ciudad y que fuese cuando quisiera, y así podríamos conocernos (gran error por su parte porque me lo tomé en serio y decidimos plantarnos allí en la primera ocasión que se nos presentó). Valladolid pilla a un buen trecho de Albacete, por lo que nos pensamos el ir sólamente en un fin de semana, porque para mi marido iba a ser una paliza al volante... pero al final decidimos hacer una escapada sin niños, que de vez en cuando tampoco viene mal un descanso para nosotros solos... Así pues, el viernes bien temprano por la mañana, salimos hacia Valladolid. La mayoría del trayecto pasó sin problemas. Uno de los momentos más complicados fue cuando pasamos el puerto de Guadarrama. Se nos pasó la indicación del túnel, y al final nos metimos en el puerto de lleno. Con el bicho que no podía con su alma... que subía las cuestas a 40... no sé como nos las vimos para llegar hasta arriba... creo que hacíamos fuerza empujando nosotros desde dentro y todo... y lo peor no fue la subida, noooooo... lo peor fue bajar y que no se lanzara en picado por las cuestas... En fin... otro lugar en el que al salir, me dieron ganas de bajar y besar el suelo... porque creía que no iba a llegar salva. Eran principios de Mayo (del 2007) pero el tiempo aún estaba un poco tonto, y a medio camino nos sorprendió una tromba de agua. Viendo que era ya medio día y como no paraba de llover, salimos por una vía de servício a una pequeña localidad y aparcando en una de las callejuelas dejamos que siguiera cayendo la tromba mientras preparamos la comida. Comimos tranquilamente y cuando estabamos tomando el café, observamos que dejaba de caer agua y salían unos rayitos de sol, así que, salimos a estirar las piernas y ver algunas fachadas antes de seguir en marcha.

Cuando terminamos el paseo y viendo que ya había pasado la tormenta, decidimos continuar el viaje. Así, sin prisa y observando los paisajes, fueron pasando los kilómetros. Aunque viajar sin los críos es mucho más relajado, porque no tengo las contínuas broncas a las que estoy acostumbrada con ellos, lo cierto es que los echamos de menos una barbaridad. Y aunque el ruido del motor no nos dejaba mantener una charla en condiciones (aunque a mí no me callan ni debajo del agua) el camino se hizo ameno con la conversación. Gracias a las indicaciones que nos habían dado en el foro AC Pasión, aparcamos justo al lado del centro de Valladolid, en el aparcamiento de un salón de exposiciones. El lugar era muy bueno. Buena ubicación, iluminación, camaras de seguridad en la zona... en fin, un lujo. Una vez que llegamos, cerramos todo bien y bajamos a ver la zona. El aparcamiento estaba al lado del río Pisuerga. Un sitio precioso en el que nos hicimos algunas fotos para recordar,

Como ya era algo tarde pensé que sería mejor seguir paseando por aquella zona hasta la hora de cenar, y quedar con Tianuria por la mañana. Ya que no conocíamos nada, y mientras dábamos el paseo, se nos ocurrió buscar alguna oficina de información para que nos dieran indicaciones y planos de lo más importante para visitar. Cual no sería nuestra sorpresa, al comprobar que las indicaciones que había (señalizadas) nos llevaban fuera de la ciudad. Y gracias a que se nos ocurrió preguntarle a una señora, que muy amablemente nos aconsejó volver por donde habiamos salido, porque si no, aún estaríamos andando buscando la dichosa oficina, jejej. En fin... aunque estaba chispeando, nos paseamos por el centro un poco,

Nos tomamos un cafetillo, y cuando nos cansamos de pasear, y viendo que ya oscurecía, volvimos a la auto a descansar. Dormimos a pierna suelta y sin interrupciones, a pesar de que a la vuelta, alguien en el foro autocaravanista mencionaba que en este aparcamiento solían hacer botellones y no se podía descansar... lo cierto es que nosotros no oímos un solo ruido y no vimos gente joven por la zona en plan botellón. A la mañana siguiente, un buen desayuno y como nuevos. Recogimos todo e hicimos tiempo hasta que se hizo una hora buena para llamar a Tianuria. Al final logramos contactar, y quedamos a media mañana en la plaza del Ayuntamiento.

Como nos conocíamos del foro, pero no nos habíamos visto jamás, el saludo de bienvenida fue algo más original. Nos presentamos, y charlando llegamos hasta una cafetería para cambiar primeras impresiones mientras tomabamos un café. Tanto Nuria, como Manolo (su marido) nos parecieron unas personas encantadoras. No puedo menos que agradecer el día que se pasaron mostrándonos todo Valladolid, sus calles, su historia, los lugares más emblemáticos y su origen... las callejuelas, los museos, iglesias y sitios más interesantes que visitar.... No tengo palabras para describir la amabilidad con que nos enseñaron su ciudad con gran cariño y simpatía. Mientras ellos nos mostraban todo, nosotros ibamos haciendo fotos por donde pasabamos...

Nos contaron mil y una historias de su ciudad, como la del bautizo de Felipe II. Sus padres querían bautizarlo en la iglesia que hay en la Plaza de San Pablo, pero como el Palacio pertenecía por distrito a la iglesia de las Angustias, tuvieron que romper las rejas de la ventana lateral (que aún hoy en día permanecen sujetas con una gran cadena de eslabones y un candado), que daban a una calle que sí pertenecía a San Pablo, y sacaron al bebé por la ventana para bautizarlo. Cosas de reyes...

Otra cosa que me llamó la atención fue la antigua plaza de toros o Plaza del viejo coso, que para sorpresa mía es octogonal. Aunque comenzó siendo una plaza de toros, dejó de usarse para tal fin y se utilizó como cuartel de la Guardia Civil, previa adaptación. Hoy en día son viviendas normales a las que cualquiera (cualquiera que pueda comprar un piso, claro) puede acceder.

A mí me pareció preciosa

Y Nuria me comentó que le gustaría hacerse con una de esas viviendas, aunque estaban muy solicitadas... Total, que cuando ya estabamos más que fundidos de tanto caminar, nos metimos en un restaurante estupendo y comimos a base de bien. Después de los cafés, y dando un paseo tranquilito, nos dirigimos hacia donde estaba la auto para enseñársela a nuestros amigos, y tomamos una copa juntos mientras charlábamos sentados dentro del vehículo. Se nos hizo media tarde cuando Nuria y su marido se despidieron de nosotros. Con un gran beso y un fuerte abrazo nos despedimos deseando vernos de nuevo lo antes posible. Cuando se marcharon, aprovechamos las últimas luces del día para dar un paseo por la orilla del río, y después derechitos a dormir, que por la mañana nos esperaba la carretera y debíamos descansar. No podíamos volver sin pasar antes por Peñafiel y recorrer su castillo, así que ese fue el lugar hacia donde nos dirigimos en cuanto pusimos en marcha el bicho.

Aparcamos la Dragoneta y pasamos a visitar el castillo, cuya forma asemeja un barco.

Mientras que estabamos en la zona superior del castillo, el guía nos explicó algo de la historia de Peñafiel, y una cosa que me llamó la atención fue (al igual que en Valladolid) su singular plaza de toros.

Su suelo aun hoy en día es de arena amarilla, y en realidad es un rectángulo formado por casa de dos o tres pisos. Además de su peculiar forma como plaza de toros, destacan las fachadas de las casas, en los pisos superiores todas de madera con complicados arabescos tallados, y en los bajos de piedra con estrechas puertas que son en realidad burladeros.
Las casas mas modernas protegen sus puertas que dan a la plaza con vigas de madera en vertical, lo que las convierte también en protecciones frente a los toros. La plaza solo tiene dos salidas, una llegando por la calle "Directa al Coso" y otra en el extremo opuesto. 

 Otra curiosidad de esta plaza (en realidad, lo que más me llamó la atención) es la forma de propiedad que tiene las casas que la forman, todavía en vigor, porque la casa puede ser propiedad de una persona, pero otra persona diferente puede tener los "Derechos de vistas" que no son otra cosa que el derecho a ocupar los balcones y ventanas los días de que hay espectáculo en la plaza (vamos, como en la antigüedad). 

 El festejo actualmente es también digno de mención, ya que se monta una plaza circular en el interior de la "Plaza del Coso", y se sueltan dos toros, uno por dentro de la plaza redonda, y otro en el exterior, en la plaza del Coso. Cuando terminamos la visita al castillo bajamos hasta la auto y descansamos un rato mientras tomabamos una cervecilla. Ya descansados nos pusimos en camino y llegamos hasta Aranda de Duero, en donde paramos para comer. Después del café y para rebajar el pollo, bajamos para dar un paseo por esta bonita localidad.

Y así terminó nuestro viaje a Valladolid. Después de dejar Aranda de Duero nos dirigimos directamente a casa. Y como siempre digo... tristes, mientras aparcamos y dejamos todo recogido, porque ya acabamos otro viaje, pero maquinando con ilusión una nueva salida.

2 comentarios:

  1. Nunca había visto Valladolid a los ojos de un turista... es curioso. El paraguas, ese elemento tan imprescindible en nuestra ciudad... jajaja. Me alegro de que os gustara. Un besito.

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  2. Anda, jejeje... sí que nos gusto... La verdad es que no había estado nunca antes, y me pareció muy bonita. La plaza es enorme, y los edificios, son una caña...

    Preciosa ciudad, sí... a la que tengo que volver con mis hijos, pues ellos no la vieron en aquella ocasión... y lo del paraguas también llevas razón, jejeje... aunque a nosotros no nos detiene ni un vendaval cuando queremos visitar algo...

    Un saludo wapetona.

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