A la mañana siguiente, pensamos en ir a caminar, y que mejor sitio que un paraje de la zona denominado la Chorrera. Fuimos con las autos hasta el inicio de la senda...
y a partir de ahí, recorrimos a pie todo el camino hasta llegar a la preciosa cascada. Unos más deprisa, otros más despacio.... pero al final todos llegamos al hermoso lugar, en donde la visión de la caída del agua y el sonido tan agradable que producía, nos permitió relajarnos un rato mientras nos recuperábamos de la caminata.
Cuando descansamos, volvímos lo andado, disfrutando del paisaje... la jara... el cantueso.... y tanta riqueza floral que nos tenía absortos en el camino.
Después del largo paseo, que nos llevó casi toda la mañana, nos dirigimos con las autos hacia la zona recreativa de Retuerta para comer.
Otro rincón precioso de la zona, en el que el amplio espacio del que disponíamos nos permitió disfrutar del paraje. Comimos la mar de bien, y después de un merecido reposo, salimos a dar un paseo para rebajar... mientras recorríamos el lugar.
La zona desde luego era preciosa... y andamos un buen trecho... Como el sitio era una maravilla, se decidió pasar allí la noche, así que... y tras una tarde estupenda, nos preparamos para cenar y pasar una buena velada... con queimada incluida...
Nos pusimos como el quico... y después, a descansar... A la mañana siguiente, domingo ya, en cuanto nos levantamos nos pusimos en marcha, rumbo a Horcajo de los Montes de nuevo, en donde buscamos una churrería y desayunamos unos churros con chocolate riquísimos. Al terminar el desayuno, visitamos el Museo Etnográfico...
No es muy grande... pero resultó bastante curioso y entretenido...
Y allí estuvimos un buen rato... hasta que al salir, nos subimos a las autos para dirigirnos hacia Navas de Estena.
Y una vez allí, cerramos todo y nos dispusimos a caminar (para hacer hambre, jejej) hacia el Boquerón de Estena...
Y así, paseando y charlando, pasamos toda la mañana... observando la belleza que teníamos delante...
La verdad es que merece la pena visitar esa zona...
Ya de vuelta, dispusimos las mesas para comer... la comida dió paso a la sobremesa... y la charla amena se prolongó hasta media tarde. Llegado este punto, decidimos salir cada uno para su casa, pues nos esperaba un buen trecho de vuelta. Así pues, recogimos todo, y nos despedimos con besos y abrazos deseando un pronto reencuentro. Y así terminó el fin de semana, y el que fué nuestro último viaje (aunque aún no lo sabíamos) con nuestra primera autocaravana. El viaje de vuelta, como siempre con pocas ganas de llegar al destino...